Los lagos de alta montaña, a menudo aislados de los ríos más abajo por barreras físicas, han impedido que los peces los colonizaran de forma natural. Sin embargo, muchos de estos lagos albergan especies de peces como resultado de un proceso histórico de introducción.
Estos peces, además de ser especies no autóctonas, se consideran invasoras, ya que tienen un impacto negativo sobre los ecosistemas naturales de estos entornos.
La pesca en los lagos de alta montaña
En los Pirineos, la introducción de peces se llevó a cabo desde tiempos históricos, inicialmente con fines de autoconsumo y comercio, utilizando truchas autóctonas de ríos cercanos, siempre en lagos limitados. En los Alpes, también se registran algunas introducciones que datan de la época medieval. Sin embargo, no fue hasta la segunda mitad del siglo XX cuando la práctica de introducir peces se generalizó, especialmente con la popularización de la pesca recreativa.
La pesca recreativa con cebo vivo ha propiciado que, desde finales del siglo XX, tanto en los Pirineos como en los Alpes, se esté introduciendo el piscardo, un pequeño ciprínido que afecta negativamente a la trucha.
Efectos ecológicos de la introducción de peces
La introducción de peces en estos lagos ha tenido consecuencias negativas sobre la fauna nativa, afectando la estructura y equilibrio de todo el ecosistema y alterando su red trófica. Además, las consecuencias de este impacto también pueden afectar a las poblaciones de fauna terrestre, como aves, murciélagos y pequeños mamíferos como el desmán de los Pirineos, que dependen de los insectos acuáticos como fuente de alimento.
En un lago natural sin peces, el ecosistema se mantiene en equilibrio: el agua es cristalina y la red trófica funciona sin alteraciones. Pero cuando se introducen especies como la trucha, comienzan a desaparecer otras especies de anfibios y se producen alteraciones significativas en la red trófica de la zona litoral, donde los peces predominan sobre los macroinvertebrados más grandes.
El impacto ecológico se vuelve más severo cuando, además de la trucha, también se introduce el piscardo. Esta especie de ciprínido, que se ha utilizado como cebo vivo para la pesca recreativa, provoca una depredación agresiva sobre las postas de trucha y una sobrepesca que puede desembocar en la desaparición de esta especie. Esto altera de manera significativa la red trófica del lago.
En lagos donde solo se encuentra el piscardo, el impacto no solo afecta a la zona litoral, sino que también se ve alterada la zona pelágica, debido al aumento de nutrientes que favorecen el crecimiento de microalgas y provocan una disminución de la transparencia del agua.
