RESTAURACIÓN DE ECOSISTEMAS ACUÁTICOS EN ÁREAS PROTEGIDAS DE LOS ALPES Y LOS PIRINEOS

Impactos del baño en los lagos de alta montaña

Estamos en pleno verano y, como cada año, ríos y montañas se llenan de turistas y visitantes. Esta masificación de los espacios naturales, que ha ido creciendo desde la pandemia de la COVID-19, pone en riesgo muchos hábitats con una gran biodiversidad.

A pesar de la tentación que puede suponer darse un chapuzón, conviene tener presente que, en general, el baño en los lagos de alta montaña está prohibido. Los lagos de alta montaña no son piscinas ni playas naturales, sino todo lo contrario. Se trata de ambientes acuáticos únicos y con un alto valor natural. Son ecosistemas con una notable diversidad de especies.

Un ecosistema único y frágil

Características como la altitud, la química del agua o el tamaño determinan las especies que pueden vivir en ellos. Desde organismos que viven suspendidos en el agua formando parte del plancton (algas, pulgas de agua y copépodos), pasando por plantas, moluscos, gusanos, insectos y anfibios que viven en el fondo o en el litoral, hasta aves y murciélagos que se alimentan de los insectos que salen del agua.

Además, muchos lagos de alta montaña se encuentran dentro de Parques Naturales o Nacionales, por lo que son espacios especialmente protegidos que cuentan con una normativa específica que regula aquellas actividades que pueden afectar a las especies de la fauna salvaje.

Rana temporaria. Autor: Marc Ventura

Bañarse en ellos altera gravemente el equilibrio de estos ecosistemas

Los lagos de alta montaña son ambientes muy sensibles a los cambios; por este motivo, cualquier perturbación puede alterar su estado ecológico. Cuando nos bañamos en un lago, dejamos residuos, toxinas e incluso virus o bacterias que afectan a la fauna y la flora que habita en ellos.

Cuando nos metemos en el agua, removemos los sedimentos del fondo de manera que el lago se fertiliza. Como consecuencia de la excesiva disponibilidad de nutrientes, crecen demasiadas microalgas y disminuye el oxígeno en el agua y su transparencia. Es lo que llamamos fertilización por frecuentación humana.

Muchos de los animales que viven dentro de los lagos, como es el caso de los anfibios, son especialmente sensibles, ya que a través de la piel pueden captar sustancias químicas tóxicas. Productos como las cremas solares y los aerosoles antimosquitos son nocivos para estas especies.

Los anfibios también son sensibles a algunos virus o hongos de los cuales nosotros y el ganado somos portadores. Al poner los pies en el lago, los trasladamos al agua y, por lo tanto, a toda la fauna, sobre todo a especies como el sapillo partero.

Tampoco podemos dejar que las mascotas se bañen. Los perros, al meterse en el agua, también remueven el fondo y los collares antiparasitarios que llevan contienen sustancias tóxicas para la fauna salvaje.

¿Qué hacemos desde el LIFE RESQUE ALPYR?

La educación ambiental y la concienciación de la ciudadanía juegan un papel clave para la preservación de los espacios naturales, y son uno de los pilares del proyecto.

No solo llevamos a cabo salidas y charlas para todo tipo de público, sino que también generamos material divulgativo (pósteres, cuadrípticos, boletines o vídeos) para explicar la importancia de los ecosistemas acuáticos de alta montaña y todo lo que hay que hacer para preservarlos.

Las acciones más ambiciosas del proyecto LIFE RESQUE ALPYR incluyen la erradicación del visón en lagos medianos tanto en los Pirineos como en los Alpes para favorecer la recuperación de las poblaciones de anfibios, pequeños mamíferos semiacuáticos como la desmán ibérico o la musaraña de agua y algunas especies de murciélagos y del hábitat lacustre.

Las actuaciones para lograrlo son de eficacia comprobada, ya que se testaron, con éxito, en los proyectos de investigación que precedieron al ALPYR, es decir, el LIFE LIMNOPIRINEUS y el LIFE BIOAQUAE.